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actualizado 14 de nov. 2013
Espionaje internacional
Cada novedad sobre la Agencia de Seguridad Nacional estadounidense (NSA), aumenta el grado de alarma en la opinión pública mundial
Por Gustavo Adolfo Vargas*
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La noticia de las escuchas telefónicas de los Estados Unidos a los países aliados, ha causado revuelo mundial. De México a Brasil, de Francia a Alemania, de Italia a España; prácticamente no hay gobierno que pueda presumir de estar exento del colosal trabajo de espionaje estadounidense. Líderes políticos y militares han sido interceptados por Washington.

Anuncian protestas, advirtiendo que el comportamiento de Estados Unidos no puede continuar, de lo contrario, habría una grave ruptura en las relaciones bilaterales. Washington no se disculpa, limitándose a ofrecer revisar el sistema.

Según la Comisaría Europea de Justicia, deben una sólida y única respuesta a los estadounidenses. El Presidente del Parlamento Europeo, propone bloquear cualquier tratado de cooperación económico-comercial con los Estados Unidos.

El Reino Unido, integró el sistema de espionaje de Estados Unidos y encargaron a espías del M15 gran parte de la operación a nivel mundial. Europa está espiada por los Estados Unidos y sin nada que ver con la lucha contra el terrorismo.

Parte del control estadounidense sobre terceros países sirve a la complicidad y hostilidad de los distintos gobiernos y el aparato estatal que acumula principalmente una invaluable ventaja en las negociaciones comerciales bilaterales, entre los Estados Unidos y cualquier otro país con el que se sienten a negociar.

En espionaje, resulta útil saber a priori las estrategias y tácticas, el contenido de las propuestas, los esquemas de posibles acuerdos y líneas de demarcación más allá del cual no habría consenso ocultar las cartas, al contrario, en un juego donde este devela las suyas.
Este fue concebido para conocer las conversaciones de políticos y militares, sus aspectos más privados, saber si estaban alineados con los Estados Unidos y de ser necesario, para establecer operaciones, chantaje o corrupción a fin de obtener cooptaciones obligadas, y llegar a acuerdos aceptables.

Como ya han informado Julian Assange y Edward Snowden en diferentes contextos y campos, el escándalo de Data-Gate nos concierne directamente. Mediante un programa paralelo y convergente, llamado “Témpora”, la inteligencia del Reino Unido habría espiado en los cables de fibra óptica que transportan llamadas telefónicas, correo electrónico y el tráfico de Internet, recogida por el “GCHQ” (Government Communications Headquarters, por sus siglas en inglés), intercambiando con el NSA estadounidense.

Snowden, el extécnico de los servicios secretos de Estados Unidos que reveló la trama mundial de espionaje, aboga en una carta abierta por una “solución global” que limite legalmente estos programas de seguimiento a ciudadanos y políticos.

The Washington Post, que cita documentos pertenecientes a Edward Snowden, publicó que la NSA se infiltró en centros de datos de Google y Yahoo en todo el mundo, procesando en 30 días más de 181 millones de nuevos registros que incluyen desde información sobre el emisor o destinatario de un correo electrónico, hasta datos sobre su contenido. La recolección de datos se hace con el proyecto “Muscular”, operado conjuntamente con el centro de escuchas británico, GCHQ.

El semanario italiano “Panorama”, acotó que la Agencia Nacional de Seguridad de Estados Unidos (NSA), espió las conversaciones telefónicas en Ciudad del Vaticano, tras conocerse de la dimisión al pontificado del papa Benedicto XVI y la residencia donde se alojó el Cardenal argentino Jorge Bergoglio, antes del cónclave que le eligió Papa. El espionaje duró durante todo el cónclave.

Europa, atrapada entre la necesidad de preservar la relación con Estados Unidos y responder al escándalo, se encuentra sometida a un gigantesco rastreo de datos por parte de los servicios secretos norteamericanos, lo que permitió que algunos de sus líderes políticos sufriesen escuchas directas.

Las informaciones sobre el espionaje por parte de la NSA y las escuchas al móvil de Merkel, se prolongaron durante casi diez años. La inusualmente dura reacción de una pronorteamericana como Angela Merkel, es un elocuente testimonio del enfado.

Con cada novedad sobre la Agencia de Seguridad Nacional estadounidense (NSA), aumenta el grado de alarma en la opinión pública mundial. Sin embargo, los países no pueden renunciar a la seguridad de las comunicaciones de sus dirigentes y a la protección de sus intereses económicos, ni a olvidar el derecho de los ciudadanos a su privacidad.

*Diplomático, jurista y politólogo.

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