Fascismo: ¿puede suceder aquí?
“Es mejor vivir un día como un león que 100 años como una oveja”
Por Amy Goodman y Denis Moynihan
“Cuando el fascismo llegue a Estados Unidos lo hará envuelto en la bandera y portando una cruz” reza la cita ampliamente atribuida al primer estadounidense ganador del Premio Nobel de Literatura, Sinclair Lewis. En 1935, Lewis escribió una novela denominada “No puede suceder aquí”, en la que plantea el posible ascenso del fascismo en Estados Unidos. En la escuela nos enseñan que el fascismo fue derrotado en 1945, con la capitulación de Alemania y Japón en la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, las sombras de aquella época oscura se ciernen sobre la campaña presidencial de este año, con estallidos de violencia y promesas de lealtad a través del saludo nazi, todo ello encabezado por la retórica violenta del candidato republicano favorito, Donald Trump.

El filósofo del siglo XX George Santayana escribió: “Quienes no pueden recordar el pasado están condenados a repetirlo”. Santayana vivió en Europa en la época de la Primera y la Segunda Guerra Mundial y experimentó de primera mano el fascismo italiano. El fascismo fue el movimiento político violento fundado por Benito Mussolini, que asumió el control de Italia en 1922. Mussolini ordenaba que se golpeara, encarcelara, torturara y matara a sus opositores políticos, y gobernó con mano dura hasta que fue derrocado cuando Italia se rindió a los Aliados en 1943. Era conocido como “el duce” y ofreció su apoyo al movimiento Nazi de Alemania desde sus comienzos y cuando Adolf Hitler asumió el poder en la década de 1930.

¿Por qué es esto pertinente en la actualidad? Donald Trump recientemente publicó en Twitter una cita de Mussolini: “Es mejor vivir un día como un león que 100 años como una oveja”. Cuando NBC confrontó a Trump por haber publicado palabras fascistas en su cuenta de Twitter, el candidato respondió: “Está bien saber que la cita de es Mussolini. Mussolini era Mussolini…Es una muy buena cita, es una cita muy interesante”.

Ojalá las comparaciones con el fascismo se limitaran solo a sus tuits. Sus actos políticos se han vuelto el centro de enfrentamientos violentos, avivados sistemáticamente por la acalorada retórica de Trump desde el estrado. Después de que un manifestante de Black Lives Matter fuera pateado y golpeado en uno de sus actos, Trump dijo en señal de aprobación: “Quizá deberían haberlo molido a palos”. En un acto en Las Vegas en febrero, después de que un manifestante contrario a Trump interrumpiera el evento y fuera expulsado del lugar, Trump vociferó: “¿Saben lo que solía pasarles a tipos como ese cuando estaban en un lugar así? Salían en camilla”. Y añadió: “Me gustaría darle un puñetazo, eso es seguro”.

Semanas más tarde, en otro acto de Trump, un manifestante recibió un puñetazo en la cara. Cuando los guardias de seguridad estaban sacando a Rakeem Jones, un afroestadounidense de 26 años de edad, del estadio en el que se llevaba a cabo el acto en Fayettesville, Carolina del Norte, John McGraw, un seguidor blanco de Trump, le dio un puñetazo en la cara a Jones. A continuación, los policías locales redujeron al hombre en el suelo, no a McGraw, que fue quien lanzó el puñetazo, sino a Jones, la víctima. El programa de televisión “Inside Edition” entrevistó a McGraw inmediatamente después de la agresión.

“La próxima vez que lo veamos, quizá tengamos que matarlo”, dijo McGraw, que fue arrestado al día siguiente. Trump se comprometió a pagar personalmente los gastos de defensa de sus seguidores que sean acusados de agresión contra manifestantes, incluido McGraw. Trump también respondió con evasivas cuando se le pidió que repudiara el apoyo del Ku Klux Klan y su antiguo “gran mago”, David Duke. Trump respondió en una entrevista con el periodista de CNN Jake Tapper: “No sé, sinceramente no conozco a David Duke. Creo que nunca lo conocí”.

Para encontrar una explicación a todo esto entrevistamos en el programa Democracy Now! al catedrático Robert Paxton. Paxton es considerado el padre de los estudios sobre el fascismo y es profesor emérito de ciencias sociales de la Universidad de Columbia. Paxton sostuvo: “Donald Trump exhibe una predisposición muy alarmante a utilizar temas y estilos fascistas. La respuesta positive que logra es preocupante”.

En la entrevista, Paxton relató brevemente la historia del ascenso del fascismo en Alemania: “En las elecciones de 1924, [a Hitler] le fue muy mal, era el candidato de un partido marginal. Después ocurrió la Crisis del ’29 y de 1930, la Gran Depresión. Y ocurrían dos cosas: había una terrible crisis económica, decenas de millones de personas estaban sin empleo y el gobierno estaba paralizado. No se podía aprobar ninguna ley. La República alemana de Weimar realmente dejó de funcionar como república en 1930 porque no era posible aprobar nada. Y el Presidente actuaba dentro del marco del artículo 48 de la Constitución, que le otorgaba facultades para gobernar por decreto en caso de emergencia. De modo que, entre 1930 y 1933 el Presidente von Hindenburg gobernó por decreto y las élites políticas estaban desesperadas por salir de esa situación. Y en este contexto estaba Hitler que, para ese entonces había logrado cosechar con su partido más votos que ningún otro candidato. Tenía más del 37%. Nunca logró una mayoría, pero tenía más del 37% de los votos. La élite política quería lograr un apoyo multitudinario contundente y, entonces, lo llevaron a sus filas”.

Donald Trump está avivando la llama de la intolerancia y el racismo. Está sacando provecho de los temores de los votantes blancos de clase trabajadora, cuya situación económica se ha deteriorado. Si la Convención republicana que se celebrará en julio en Cleveland no llegara a lograr un acuerdo con respecto a su candidatura, Trump advirtió el miércoles a la CNN: “Creo que habrá disturbios. Represento a muchas millones de personas”.




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