| Después de múltiples consultas, criticas  periodísticas, acertados consensos y encendidos debates, los diputados de la Asamblea Nacional  aprobamos la Ley  de Acceso a la   Información Pública, hecho que en estos días ha generado una  intensa polémica entre los adversarios de los Partidos que integramos la Alianza Unida  Nicaragua Triunfa.  Más allá de la distorsión sectaria y de la  polémica partidista de los opositores, -que querían por su medio modificar la Ley de Probidad-, la Ley de Acceso a la Información aprobada  es una buena Ley que la Gente  debe apropiarse, conocerla y usarla, a pesar de sus detractores, ya que así se  fortalecerá el sistema democrático que fue acordado desde hace 20 años con los  Acuerdos de Esquipulas. Su vigencia, entonces, era perentoria, pues necesitamos  ser exitosos en la gestión de los recursos públicos, -que con su voto ha  encomendado la población-, para salir de la pobreza y lograr el desarrollo  integral, sostenible y con equidad.  Las dos exacerbadas críticas que a esta Ley  le han hecho los opositores carecen de fundamento y no la demeritan, pues la  publicidad sin cortapisas de las Declaraciones de Probidad se logrará mediante  la reforma a la "Ley 438, Ley de Probidad de los Servidores Públicos"  y las referencias al ejercicio periodístico "no tiene ningún impacto  negativo ni positivo sobre el periodismo nicaragüense", como lo reconoce  el experto en comunicación social Arturo Walace. Con la vigencia de la Ley de Acceso a la Información Pública  se realizará de mejor forma el derecho humano a la información , se fomentará  la vocación de servicio y la rendición de cuentas de los funcionarios del  Estado, se mejorará la transparencia en la función pública, se perfeccionará el  ejercicio de la democracia, se hará más efectiva la participación ciudadana, se  ejercitará la ciudadanía, se disminuirá la corrupción y los abusos con los  recursos públicos, y se mejorará la eficacia, la eficiencia y la  gobernabilidad. Todos estos postulados del Gobierno de Unidad y Reconciliación  Nacional, son metas que dicen haber asumido también otras alianzas políticas,  por lo que hay razón para que todos nos congratulemos de la vigencia de esta  Ley, si de verdad queremos el bienestar de la gente.  No obstante el "cuello de  botella" en la aplicación de esta estratégica ley, será la falta de  apropiados sistemas de archivo y de documentación en casi todas las  dependencias del Gobierno y de las Alcaldías, así como la ausencia de  suficiente personal entrenado en la clasificación, archivo y documentación. En estos  meses pasados hemos visto en todas las oficinas públicas como se estaba  "archivando" en cajas de cartón y en "sacos macen" los  documentos producidos en el año anterior y que no son del uso corriente. Cuando  dentro de seis meses termine la "vacatio legis" de la Ley de Acceso a la Información Pública,  y la gente solicite cualquier documento e información producida en años  anteriores, no se le podrá atender pues por la falta de los equipos, de los  instrumentos, de los sistemas y del personal referidos, será imposible que se  cumpla con esta ley, y de nuevo la culpa se la achacarán al Gobierno.  Urge por lo tanto que el Presidente de la República, además de  ordenar la pronta Reglamentación de la   Ley, gire instrucciones a todos los Ministros del Poder  Ejecutivo y a los Titulares de las Empresas autónomas, para que a lo inmediato  comiencen a subsanar esa deficiencia, se destine presupuesto y se organicen los  Centros de Archivo y Documentación como lo mandata la Ley, así como que se entrene y  se contrate el personal calificado en estas tareas. Organismos internacionales  cooperantes como el Banco Mundial, el BID y la Unión Europea, entre  otros, han expresado la disposición de apoyar proyectos con estos propósitos,  por lo que el Gobierno debe aprovechar esta disposición y apoyar también a las  Alcaldías en estas necesidades.  Mientras tanto, los medios de comunicación  –incluidos los recalcitrantes opositores-, deberían de promover entre los  habitantes el conocimiento de esta Ley, habida cuenta que ellos, día a día,  serán importantes beneficiarios de la misma en el ejercicio de su labor social  informativa. *Agustín Jarquín Anaya es diputado de la bancada sandinista de la Asamblea Nacional |