Proclamando  una vez más la determinación de los 23 millones de habitantes de Taiwan por  tomar el lugar que les corresponde en la familia de naciones, el presidente  Chen Shui-bian presentó el 18 de julio una solicitud de ingreso a la  Organización de las Naciones Unidas al secretario general de la ONU, Ban  Ki-moon. En respuesta, una vocera de la Secretaría de la ONU declaró ante la  prensa el 23 de julio que la solicitud de Taiwan “no puede ser recibida, y por  ello, fue regresada” según la “política de una China de las Naciones Unidas”  basada en la Resolución 2758 de la Asamblea General.   
              Este  comportamiento es desconcertante, tanto por ser arrogante como denotar  ignorancia.  
              La Carta  de las Naciones Unidas y los reglamentos de procedimiento de la ONU estipulan  sin lugar a dudas que el Secretario General debe referir inmediatamente las  solicitudes de ingreso al Consejo de Seguridad. El Consejo de Seguridad debe  deliberar sobre este asunto y hacer una recomendación a la Asamblea General,  cuyos miembros a su vez deliberarán acerca del tema y votarán sobre éste. Sin  embargo, la Secretaría de la ONU ha coartado los poderes de deliberación  y decisión de los estados miembros.  
              La  acción del dirigente de la ONU también es perturbadora porque ha malinterpretado  exageradamente tanto la naturaleza de la solicitud de Taiwan como el contenido  de la Resolución 2758.  Esta solicitud en ninguna forma constituye un reto al  derecho del gobierno de la República Popular China (RPCh) para representar a  China. Pero tampoco la resolución implica que Taiwan es parte de China.   
              Tras  pagar un alto precio en sufrimiento en el transcurso de 38 años de Ley Marcial,  el pueblo de Taiwan ha creado una vibrante democracia, siendo calificada como  la nación más libre en Asia por la Freedom House en su Informe  sobre Libertad en el Mundo 2006 de 700 páginas  
              Tal vez los funcionarios de la ONU han sido engañados  por las acciones del ahora caduco gobierno partido-estado de la República de  China (RDCh) dirigido por Chiang Kai-shek, que alguna vez gobernó Taiwan. El  régimen de Chiang afirmaba que era el único gobierno legítimo de China. Como no  estaba dispuesto a coexistir con la RPCh en la ONU, se retiró de esta entidad  mundial en 1971, justo antes de que se aprobara la Resolución 2758.    
              El  gobierno democrático de Taiwan en la actualidad no hace tal aseveración, y está  anuente a coexistir y cooperar con el gobierno de la RPCh en cualquier forma  posible. A pesar de que nuestro país todavía ostenta el título de “República de  China”, la mayoría de nosotros se identifica como “taiwaneses” y llamamos a  nuestro país “Taiwan” –tal y como de hecho lo hace casi todo el resto del  mundo.       
              Por esta razón, y  para subrayar el hecho de que Taiwan no pretende competir por el derecho de  gobernar China, la solicitud del presidente Chen pide “que se admita a Taiwan  como miembro de las Naciones Unidas. Esto sigue un bien establecido precedente  de utilizar nombres para la participación dentro de la ONU y otras  organizaciones internacionales que son diferentes de los constituidos y usados  localmente. 
    
                Sin tomar en cuenta  el estatus de Taiwan, el Estrecho de Taiwan es sin lugar a dudas uno de los  puntos de conflicto más peligrosos en el mundo. Dado que China continental  amenaza con iniciar una guerra de anexión, ha desplegado mil misiles dirigidos  hacia Taiwan, y rehusa dialogar directamente con el gobierno elegido  democráticamente en Taipei; cae en las Naciones Unidas la obligación de cumplir  con su papel de vigilante de la paz en la región. Al menos, debería facilitar la  comunicación entre las partes involucradas en conservar la paz en el Este  Asiático antes de que se desencadene una crisis. 
              Por lo tanto, las  organizaciones y los funcionarios de la ONU deben dejar de permitir ser  intimidados por el gobierno totalitario de la RPCh para tomar decisiones poco  sabias. En particular, deben dejar de doblegarse ante la aseveración de que  Taiwan es una provincia de la República Popular China.  Tampoco Taiwan forma parte de una “China dividida” compuesta por los segmentos  de la RPCh y la RDCh.  
              La Carta de las Naciones Unidas indica que todos los Estados pueden ser  miembro. Taiwan es sin lugar a duda un Estado soberano, que por seis décadas ha  cumplido todos los criterios que definen un Estado según lo estipulado en la  Convención de Montevideo de 1933.   A diferencia de la RPCh, Taiwan también es un estado en  el cual la soberanía reside en su pueblo, como lo establece la Declaración Universal  de los Derechos Humanos de 1948. 
              Por lo tanto, todas  aquellas naciones que defienden el respeto a la ley, la libertad, y los  derechos humanos tienen la obligación moral de apoyar la condición de miembro  de la ONU para Taiwan. Nunca cambiaremos la libertad por la tiranía.  
            *Ministro, Oficina de información del Gobierno Taiwán               
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