Román ”Chocolatito” González es lo más esplendoroso que mis pupilas han visto en el boxeo actual. ¿Quién se atreve a mencionarme un boxeador cercano a él, hoy día?
Por Roger Trujillo Jr.
No vayan a Google, nuestro Aleph, tampoco recurran a una pitonisa, vidente o chamán, porque no existe ni siquiera una aproximación al nativo del barrio la Esperanza en Managua, Nicaragua.
El boxeo del nicaragüense es un retorno a lo clásico, un revival a lo Alí, Frazier, Hagler, Leonard y Argüello. Ha enfrentado a los mejores de su peso en cada una de cuatro divisiones distintas, sacudiendo el polvo de cada categoría sin dejar dudas de quién es el monarca. Revisen nombres en Asia, México y Estados Unidos, no existe pelea discutible en su palmarés, excepto para quienes ante la derrota se escudan en el “robo”, la mediocridad del que ante la superioridad, grita un despojo.
Ver a Román es un deleite hoy día, donde prevalecen los rivales acomodados por encima del espectáculo, González es: Defensiva esquivando golpes que se van al vacío, recibiendo uno para devolver al remitente combinaciones larguísimas, la mayoría llegando al destinatario sin obstáculo alguno.
Después de ver a Kovalev y Ward en Las Vegas, tengo la firme convicción que en cualquier cuadrilátero del mundo que se presente Chocolatito, el espectáculo está garantizado con la autenticidad de un maestro que descifra con paciencia de felino la presa, tiene la capacidad de reinventarse ante cada estrategia del rival, porque sabe el cómo y el cuándo, pero lo más importante, tiene con que definir, por ello su calma es fría y calculadora, como la de un cirujano plástico que va tras la siguiente incisión bisturí en mano.
¡Ningún sitio le queda grande!; él se adueñó de la multitud congregada en el Madison Square Garden de New York frente a Viloria, estuve ahí no me lo contaron, esa noche el pinolero opaco a triple GGG, como David al gigante Goliath.
Podría mencionar una riada de grandes campeones que murieron en el intento de un tetracampeonato, sin embargo nuestro personaje diluyó al monarca mexicano Carlos Cuadras en el Forum de Inglewood California, fueron 12 asaltos frente a un tipo más alto y plenamente establecido en la categoría, jamás rehuyó al combate, por el contrario buscó el título, asimiló el golpeo y conectó sin dar marcha atrás, llenándose de gloria, zambullendo su nombre entre los inmortales.
El tetracampeón quien reina en las 115 lbs, emergió desde las 105 con boxeo de primer nivel, ha hecho erupción calcinando cualquier tamaño y peso que compita por la distinción de número uno en el juego del trono boxístico. Así que no me sorprende el más reciente listado, que ubica a Chocolatito en la cima, solo se ha hecho justicia ante la grandeza en formato físico más chico, de un peleador que rescata y por mucho, nuestro alicaído boxeo actual.
Parafraseando a Carlos Fuentes: En esto creo yo.
*Las Vegas, Nevada/ USA