Berlín – En la noche en que la Unión Demócrata Cristiana (CDU) de la canciller Angela Merkel sufría una sonada derrota en los comicios regionales de Baja Sajonia, otros correligionarios de Merkel tenían motivo de festejo.
“Felicitaciones al futuro canciller de la república de Austria”, tuiteó el domingo Jens Spahn, el ambicioso y joven subsecretario de Finanzas y uno de los críticos internos de Merkel, junto con una foto en la que posaba con el carismático Sebastian Kurz, ganador de las elecciones generales en Austria.
También el presidente de la Juventud Democristiana alemana, Paul Ziemiak, publicó en la red una foto con el político que llevará nuevamente a los conservadores austriacos al poder. “Felicitaciones por la victoria, querido Sebastian”.
Los dos dejaron claro de qué lado están: más bien con Kurz, con sus eslóganes duros contra los refugiados y menos con Merkel, cuya política de brazos abiertos ven como la razón que los llevó a obtener en los comicios generales el peor resultado de la era Merkel y ver emigrar un millón de votos a la ultraderecha.
En el día después de la última cita del “superaño electoral alemán” comenzaron a aflorar las tensiones latentes y las demandas a la mandataria de afinar el rumbo de cara a los contactos para sondear la formación de un Gobierno con el Partido Liberal y Los Verdes, unos posibles socios con marcadas diferencias programáticas.
Tras 12 años en los que alternó Ejecutivos con los socialdemócratas (2005-2009 y 2013-2017) y los liberales (2009-2013), Angela Merkel recibió el encargo el 24 de septiembre para un cuarto mandato, pero su punto de partida ahora es otro.
La CDU obtuvo en Baja Sajonia el peor resultado desde 1949 y muy lejos parecen haber quedado los claros triunfos obtenidos este año en el Sarre, Schleswig-Holstein y Renania del Norte-Westfalia.
“La CSU ya dijo en la noche de las generales que no podemos continuar como si nada”, lanzó el secretario general de la rama bávara, la Unión Social Cristiana (CSU), Andreas Scheuer, para quien los comicios en Baja Sajonia fueron “una señal de alarma”. “Les tenemos que enviar a los electores la señal: ‘Sí, entendimos el mensaje'”.
Los socialcristianos, que resultaron duramente castigados en las urnas en las generales, quieren imponer un perfil más conservador con la mira puesta en el año que viene, cuando buscan defender su mayoría absoluta en Baviera.
Merkel volvió a mostrarse inmutable. “Voy a ir a estos contactos muy segura”, sostuvo, “consciente de que somos la primera fuerza. No creo que los resultados de Baja Sajonia nos debiliten para afrontar esta tarea”.
Otros hicieron una lectura completamente diferente. “Creo que este es el principio del fin del Gobierno de Merkel”, cargó el líder de la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD), Alexander Gauland, uno de los más acérrimos críticos de la mandataria.
“Merkel está seriamente afectada y creo que ya en las generales los electores le dieron la espalda. Reina un clima apocalíptico. Son los últimos metros. Ya ni siquiera su propio equipo cree en ella”, sentenció el diputado socialdemócrata Carsten Schneider, citado por el diario “Bild”.
“Después de lo de Baja Sajonia, (Merkel) tendrá que desplegar muchos esfuerzos para dominar las fuerzas centrífugas en su propio partido. Ya no vale sentarse a esperar. Además, la canciller no podrá sustraerse ya al debate sobre su propia sucesión”, juzgó, por su parte, el diario “Sächsische Zeitung” de Dresden.
El destino personal de Merkel puede que también dependa de estas negociaciones. En caso de fracasar, podrían ser convocados nuevos comicios generales y los democristianos podrían optar por otro candidato, pero aún no hay una figura que destaque.