LA JORNADA

Las ONG reclaman a la ONU un plan regional frente a la crisis humanitaria en Centroamérica

El creciente fenómeno de desplazamiento que se viene produciendo en los países de Centroamérica, en particular en El Salvador, Guatemala y Honduras, motivado por la violencia y la pobreza principalmente no cesará e incluso se agravará a menos que haya una respuesta humanitaria a nivel regional y se incrementen los fondos destinados para ella.

Por ello, una decena de ONG, entre las que figuran el Consejo Noruego para los Refugiados (NRC), Save the Children, Plan International, CARE y Oxfam, han reclamado a la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA) “un plan regional de respuesta humanitaria para la crisis humanitaria creciente en el norte de Centroamérica”.

En una carta, defienden que “las personas desplazadas merecen el compromiso de la comunidad internacional para asegurar una asistencia humanitaria efectiva y a tiempo” y en este sentido “la coordinación y el liderazgo de OCHA es esencial”.

Las ONG firmantes coinciden en su preocupación ante las “crecientes necesidades humanitarias” en los tres países centroamericanos, donde “la violencia perpetrada por actores criminales continúa generando violaciones generalizadas a los Derechos Humanos, amenazas e intimidaciones, homicidios, extorsiones, tráfico, secuestros, reclutamiento infantil y violencia sexual y basada en género.

“El ambiente de temor e inseguridad es tal que muchos describen el escenario y sus impactos como una situación similar al conflicto armado”, inciden. El Salvador y Honduras cuentan con la primera y la cuarta tasa de homicidio más alta del mundo, con niveles solo igualados por países como Siria, Venezuela y Afganistán. El número de muertos dejado por 50 años de conflicto armado en Colombia representa solo la mitad de los asesinados en los últimos años en estos países, resaltan las ONG.

A esto se suma la inseguridad alimentaria. Unos 2,2 millones de personas en Centroamérica han perdido sus cultivos debido a la lluvia y la sequía y 1,4 millones necesitan urgentemente asistencia alimentaria. Como resultado de ello, las ONG han constatado un creciente desplazamiento hacia zonas urbanas, ya afectadas por la pobreza y la violencia, o intentos de emigrar hacia México y Estados Unidos.

Restricciones de México y EEUU

El desplazamiento en aumento, tanto dentro de los países como fuera de sus fronteras, coincide con una restricción del asilo por parte de México y Estados Unidos, que entre otras cosas han incrementado las deportaciones y tratan de reducir la migración, lo que sumado a la cada vez más cerrada frontera entre Guatemala y México está “empujando a la región a un punto de ruptura”, advierten las ONG.

Según explican, solo en 2018 se presentaron 123.100 nuevas solicitudes de asilo de centroamericanos. Actualmente, hay cinco veces más refugiados y solicitantes de asilo de la región que hace 5 años. Por otra parte, en 2018 cerca de 200.000 personas fueron deportadas a la región desde México y Estados Unidos, un aumento del 40 por ciento con respecto al año anterior. Hasta abril, han sido deportadas unas 70.000 personas, el 20 por ciento de las cuales requieren protección, según ACNUR.

Asimismo, llaman la atención sobre el hecho de que los desplazados forzosos son particularmente vulnerables y se enfrentan a mayores problemas de acceso a comida, vivienda, salud, educación o empleo. En el caso de niños y adolescentes, están en riesgo de reclutamiento por grupos criminales y de separación de sus familia en la frontera de Estados Unidos, igual que las mujeres debido al tráfico y la explotación sexual.

Las organizaciones humanitarias que trabajan en la región se enfrentan a financiación limitada, destinada principalmente a programas de desarrollo y respuesta a desastres, a lo que se suman los problemas de acceso debidos a los altos niveles de la violencia. Esto supone, subrayan, una débil capacidad a la hora de identificar necesidades.

Hace falta un plan regional

Por ello, las ONG apelan a la OCHA y a los coordinadores residentes de la ONU a que desarrollen un plan regional que permita “llamar la atención” sobre esta crisis humanitaria para que se reconozca “la importancia de la respuesta humanitaria y el aumento de los costos y los riesgos si la violencia y el desplazamiento no son abordados”.

Asimismo, ello permitiría “asegurar la coordinación, mejorar la priorización y reducir la duplicación de respuesta humanitaria”, al tiempo que ayudaría a “fortalecer los servicios de manejo de la información brindando una respuesta rápida, efectiva y basada en principios”.

Además, una respuesta coordinada por la ONU ayudaría a “movilizar e involucrar toda la gama de instrumentos financieros, mecanismos y socios para asegurar que se satisfagan las crecientes necesidades humanitarias” y permitiría “promover el liderazgo humanitario y mecanismos de coordinación a nivel nacional y regional”.

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