La crisis migratoria centroamericana amenaza con ser el nuevo flagelo de la región
Miles de migrantes en su mayoría de El Salvador y Honduras mantienen a punto de colapso los servicios en las zonas fronterizas entre Estados Unidos y México; pero son muchos los que deciden no emprender esta larga caminata y buscan un destino más cercano.
Así es el caso de cientos de nicaragüenses que, buscando mejores oportunidades, han emprendido la retirada hacia su vecino del sur: Costa Rica.
Según cifras oficiales de Costa Rica, desde abril del año pasado, se han reportado más de 70 mil solicitudes de asilo de ciudadanos de Nicaragua, lo cual “ha generado una serie de impactos importantes a nivel nacional”, afirma la Vicepresidenta de Costa Rica, Epsy Campbell Barr en entrevista con la Voz de América.
“En un primer momento tuvimos fines de semana completos donde la demanda de servicios para consolidar las solicitudes de refugio, fue muy importante”, aseguró la vicemandataria.
A raíz de esto, y en aras de brindar mejores posibilidades de apoyo a los recién llegados, sin descuidar a los habitantes propios de las zonas fronterizas, se creó el programa Franja de Desarrollo del Norte, que consiste en un esfuerzo conjunto de las autoridades locales y regionales para “brindar mejores condiciones a las personas costarricenses que viven allí, también ir generando una franja de desarrollo que permita que las personas migrantes, que de todos modos están entrando al país, encuentren alternativas”, acotó Campbell.
Reforzamiento de fronteras
Reforzar “la policía de fronteras entendiendo las debilidades que tenemos todos los países en nuestras zonas fronterizas”, es una de las medidas tomadas por el gobierno de Carlos Alvarado, aseguró la vicepresidenta, aunque admitió que “no podemos decir que tenemos las fronteras resguardadas en un cien por ciento; pero se ha hecho un gran esfuerzo en materia de seguridad, para proteger a los costarricenses y dar condiciones de entrada a las personas que arrivan, para que lo hagan de manera regularizada, porque uno de los impactos más importantes es que cuando las personas entran en condiciones de irregularidad, no tenemos idea de cuántas son o qué tipo de situación enfrentan”.
Para la representante del gobierno, si bien Costa Rica le abre las puertas a la inmigración, no pueden descuidar las condiciones de los nacionales en esas zonas fronterizas.