LA JORNADA

Con protestas y asambleas los chilenos quieren cambiar el rumbo del país

Manifestantes chilenos durante una protesta contra el gobierno de Chile en Santiago, Chile, el 5 de noviembre de 2019.

El presidente chileno Sebastián Piñera enviará el miércoles al Congreso un proyecto para aumentar 16% el salario mínimo mientras cientos de automóviles se desplazan en caravana en demanda de que reduzcan los peajes, una de las muchas demandas sociales que alimentan las protestas que llevan casi tres semanas.

Piñera firmó la iniciativa que garantiza a aquellos que trabajan jornada completa y pertenecen al 90% de los hogares más vulnerables un ingreso mínimo de 350.000 pesos chilenos (unos 468 dólares), que será proporcionado en forma de un subsidio estatal.

“Estamos respondiendo con hechos y no solamente con buenas intenciones a lo que la gente ha demandado con tanta fuerza”, dijo Piñera al anunciar el miércoles el envío del proyecto. El salario mínimo actual se ubica en unos 402 dólares.

La medida beneficiaría a unas 540.000 personas, afirmó el mandatario, y la mayoría de estas ayudas estarán destinadas a pequeñas y medianas empresas. “Este es un beneficio que va a llegar al bolsillo y directamente” a los trabajadores chilenos, afirmó. “Con esto estamos dando un nuevo impulso a una agenda social”.

Mientras tanto, muchos de los accesos a Santiago se veían fuertemente congestionados por una nueva protesta.

Cientos de automóviles y camiones se desplazaban por las autopistas de Santiago, generando grandes congestiones de tránsito, en reclamo de que se reduzcan en un 80% los peajes, se aplique una tarifa plana que no dependa de las horas de más tráfico y se condonen las deudas en peajes que tienen muchos chilenos.

En tanto en las redes sociales se difundía una convocatoria a una manifestación en una de las zonas más adineradas de la capital para alejarse del centro y las inmediaciones de Plaza Italia, que llevan impresas las marcas de la revuelta social que estalló el 18 de octubre en las pintadas de los edificios públicos.

Aunque las protestas se suceden a diario a lo largo de todo Chile, durante las mañanas las ciudades luchan por recuperar la normalidad. Este miércoles el metro de Santiago abrió a las 6 de la madrugada y estaban operativas 83 de las 132 estaciones de toda la red, una de las más afectadas por los destrozos desatados por las manifestaciones por mejoras en la salud, educación y pensiones y en demanda del fin de la desigualdad que ha marcado el modelo económico chileno.

Protestas no cesan

La crisis en Chile tras más de dos semanas de protestas no ha cesado, mientras los chilenos están pidiendo en los cabildos y asambleas populares cambios en su intención de tomar el control del futuro del país.

El carácter violento de las protestas se manifestó con fuerza el lunes. La agencia de noticias Reuters captó el momento en que fuerzas policiales lanzaban gases lacrimógenos y descargaban el cañón de agua contra los manifestantes. Al mismo tiempo, dos mujeres policías quedaron envueltas en llamas debido a varios cócteles Molotov que las alcanzaron. Las dos mujeres fueron ayudadas por sus compañeros, que usaron pequeños extintores y sus manos para sofocar las llamas.

“El primer acto de revolución que uno puede hacer ante el sistema es juntarse, porque el sistema te quiere individual y te quiere individualista”, dijo a Reuters Cristian Díaz, una de las miles de personas reunidas el fin de semana en la capital chilena.

Díaz es parte de más de 10.000 chilenos que participaron en unos 300 encuentros la pasada semana, según datos de la Mesa de Unidad Social, una organización que engloba a grupos estudiantiles, sindicales, de derechos sexuales y medioambientales.

Los cabildos se han extendido hasta el próximo 15 de noviembre.

Calma de día, furia de noche

La agencia de prensa AFP ha reseñado lo que ocurre en Santiago de Chile, donde los días suelen ser más calmados pero las noches se tornan violentas.

“Si no hubiera un persistente olor a gas lacrimógeno o a pintura de graffiti, sería imposible presagiar cómo se ve Santiago al caer la noche: la capital chilena, el centro de la protesta social durante las últimas tres semanas, ahora tiene una doble cara”, indica un reporte de AFP.

Las imágenes muestran desde el césped quemado, bolsas de escombros apiladas en una acera, ramas carbonizadas esparcidas con basura, hasta una parada de autobús incendiada y lemas políticos pintados en muchos edificios.

Las protestas comenzaron el pasado 18 de octubre, debido a la la crisis social desatada por el incremento del precio del metro que ha dejado 20 muertos. Desde entonces, la capital de Chile ha sido cada día escenario de manifestaciones que casi de manera sistemática terminan en enfrentamientos con la policía.

Los cambios que piden los chilenos

Los chilenos han exigido cambios en el modelo económico neoliberal implantado por la dictadura de Augusto Pinochet en los años 70 y 80, considerado como la principal causa de la desigualdad que vive el país.

Las reivindicaciones pretenden la elaboración de una nueva constitución que invalide la vigente desde la dictadura, mejores pensiones y salarios, acceso equitativo a la salud, una reforma tributaria que suba la carga a las rentas altas y nuevas condiciones en servicios básicos.

El presidente Sebastián Piñera se ha reunido en los últimos días con emprendedores, en un esfuerzo por dar apoyo en momentos en que denuncian que han sido “víctimas de incendios y saqueos” en medio de las protestas.

Con información de AP

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