La mayor cantidad de los embajadores ante el Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA) sostuvieron su posición de hacer un llamado al gobierno de Daniel Ortega a detener la represión y llegar a una solución negociada ante la crisis con reformas electores que garanticen a realización de elecciones transparentes, donde hayan organismos internacionales confiables.
La embajadora de Nicaragua en la OEA, Ruth Tapia Roa, ya sabía cuántos embajadores del sistema interamericano no respaldan o están de acuerdo con la forma de actuar de su jefe Daniel Ortega y que habían perdido a Bolivia como país aliado.
Lo que seguramente Tapia nunca se imaginó fue la respuesta de la representante de Costa Rica en la OEA, Monserrat Solano, que tuvo que pedir la palabra -por segunda vez- para hacerle entender a Tapia como acciona un gobierno democrático cuando enfrenta problemas.
Tapia afirma en el Consejo Permanente de la OEA que el gobierno de Ortega desconocía el informe de la Comisión de Alto Nivel de este organismo, porque desde un comienzo los desconoció y no avaló la creación de dicha Comisión.
Además, había pedido por segunda vez la palabra para leer un comunicado de “enérgica protesta” dirigido al gobierno de Costa Rica.