Hace 47 años un fuerte terremoto de magnitud 6.2 en la escala Richter destruyó Managua la capital de Nicaragua, a las 00:35 a. m. hora local (06:35 UTC) del sábado 23 de diciembre de 1972 (en vísperas de la Navidad).
Duró 30 segundos, seguido por dos réplicas de magnitud 5.0 y 5.2 a la 01:18 y 01:20 a. m. (07:18 y 07:20 UTC), respectivamente, casi una hora después del primer temblor, con epicentro dentro del Lago Xolotlán 2 kilómetros al noreste de la Planta Eléctrica Managua en la falla de Tiscapa.
Destruyó el centro de la ciudad y causó cerca de 19,320 muertos y 20,000 heridos, aunque no se sabe el número exacto de fallecidos debido a que hubo cadáveres que nunca fueron sacados de los escombros por los rescatistas nacionales y extranjeros y que al descomponerse causaron un fuerte hedor durante casi 5 meses hasta la llegada de la estación lluviosa en mayo de 1973.
El desastre causó más muertos debido a que la mayoría de las casas de taquezal que se cayeron ya habían sido dañadas por el terremoto del 31 de marzo de 1931, y no fueron reparadas apropiadamente, aunque hubo casas modernas de taquezal que soportaron el temblor.
Los incendios causados por el desastre se prolongaron durante las dos semanas siguientes hasta el 6 de enero de 1973, debido al quiebre de la tubería de agua potable y al desplome de los 2 cuarteles del Benemérito Cuerpo de Bomberos de Managua, situados en el barrio Candelaria y frente al Estadio Nacional, se derrumbaron aplastando a las unidades.
Esto obligó a los cuerpos de bomberos de los departamentos de Carazo, Granada, León, Masaya y Matagalpa a ir a Managua para apagar el fuego.
Los daños materiales fueron cuantiosos: el 90% de las casas, en el radio central, se derrumbaron y las que quedaron en pie estaban dañadas severamente, al punto de reconocerse como inservibles, o simplemente resistieron el sismo sin mayores daños.
Más de 600 manzanas quedaron destruidas por el sismo; unas 50.000 construcciones quedaron en escombros y más de 280.000 personas quedaron sin hogar.