Los accidentes de tránsito provocados por conductores de autobuses urbanos tienen varias consecuencias desde las limitaciones de la falta de mantenimiento mecánico hasta la exigencia de los dueños por mayor rentabilidad de sus unidades.
Cada autobús debe hacer el recorrido indistintamente de la ruta que sea, en tres horas, pero en la práctica lo hacen en dos horas, lo que obliga al conductor a transitar a mayor velocidad, a someterse a presiones sicológicas, pues, por cada dos minutos de retraso pagan multa y si son reincidentes no les pagan el sétimo y las amonestaciones son constantes. En algunos casos, han perdido el empleo, o los “castigan” con varios días de “descanso obligado.
Otro problema, es cuando en las paradas los usuarios tienen que esperar entre ocho a diez minutos que pase determinada ruta de transporte, produciéndose aglomeraciones con el perjuicio al usuario, ya que no todos pueden abordar los autobuses. Según, nuestra fuente, la frecuencia de tiempo entre cada autobús, es de seis minutos.
Con tanta presión por la mayor productividad de cada autobús, no se realizan los chequeos mecánicos en detrimento de la vida de los usuarios y del conductor de turno.
Cada autobús realiza cinco vueltas por día, lo que significa al año, un monto de aproximadamente cuatro millones de córdobas por autobús, restándoles los pagos de planillas y otros.