actualizado 1 de julio 2014    
Haití y el precio de su libertad
Hasta ahora, Haití sigue pagando el coste histórico de sustraerse de la bota imperial
Por Gustavo Adolfo Vargas
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En el 2010, surgió un reclame de académicos, activistas y políticos para que Francia restituyese al devastado Haití la impuesta y multimillonaria deuda que dos siglos atrás cobrara por su independencia, la cual fue estimada en 17,000 millones de euros (unos US$21,800 millones).

Durante el Siglo XVIII, Haití fue la colonia más rica de Francia por sus exportaciones de café, cacao, algodón e índigo, especialmente azúcar, cuya producción aumentó después que ingenieros franceses construyeran canales para irrigar la caña. En 1804 se convirtió en la primera nación latinoamericana y caribeña en proclamar su independencia en medio de una cruenta revolución, siendo la segunda de América y la primera en el mundo en constituirse en una “República negra libre”.

Pero para reconocerla como una nación independiente (concretado hasta 1838), Francia exigió a su antigua colonia Caribeña el pago de “reparaciones” por 150 millones de francos oro, una suma 10 veces mayor que los ingresos anuales que percibía Haití, quien transfirió intereses a París hasta 1947.

A mediados del Siglo XVIII, el Haití colonial ocupado por Francia bajo un férreo y cruel sistema esclavista, tenía una población de 500,000 esclavos y apenas 12,000 personas libres, entre blancos y mulatos principalmente.

En el 2003, el entonces presidente haitiano Jean Bertrand Aristide, considerando que esas reparaciones originaron la actual situación de Haití, presentó un reclame a Francia, exigiendo la restitución de lo pagado, estimado en la suma de 21,800 millones de dólares actuales, por lo que, en retaliación, el gobierno francés participó en su derrocamiento.

En 1740, Haití y Jamaica eran principales exportadores mundiales de azúcar. El cultivo de la caña era intensivo. La mano de obra obtenida, se trocaba por la importación de esclavos africanos.

La economía haitiana dependía de la exportación de productos agrícolas a Francia y Nueva Orleans y a algunos ingleses establecidos en sus territorios. La potencia francesa, los Estados Unidos y Canadá, suspendieron la importación de bienes haitianos hasta la debacle de su economía.

Incluso, el gobierno francés indujo un bloqueo contra el azúcar haitiana, provocando gran afectación a la economía de la incipiente República. Nacía así la doble deuda externa de Haití, el altísimo precio que el Estado afro-descendiente tuvo que pagar para ser reconocido como tal en el ámbito internacional.

Años más tarde, Haití solicitó a Francia restablecer los vínculos diplomáticos y comerciales, para ello la potencia europea en 1825 envió varios navíos con 500 cañones para firmar un “Tratado”.

Demandaban una “reparación” de 150 millones de francos oro posteriormente reducidos a 90 millones, en todo caso, la suma era exorbitante, considerando que Napoleón vendió la Luisiana a Estados Unidos por 80 millones en 1803.

Haití pagó las reparaciones a Francia en 1833, y para finiquitar rápidamente la impuesta deuda tomó préstamos con altos intereses, al parecer, a bancos estadounidenses, cuyo repago aparentemente finalizó en 1947.

Jean Bertrand Aristide dejó de serle simpático a los franceses, estadounidenses y canadienses, cuando buscó refrenar la debacle, apostando a los festejos del Bicentenario de la Revolución como una oportunidad para refundar el país.

En su discurso del 1º de enero del 2004, en Gonaïves celebró la “gloriosa revolución” reclamando a Francia una indemnización de 21 billones de francos, para reparar los daños causados por su política esclavista y colonial en la isla.

Aristide trató de resistir a las amenazas, pero sucumbió a la presión de la Embajada de Estados Unidos y de Francia, abandonó el país en un avión norteamericano exiliándose en Sudáfrica. Se desconoce si fue “raptado” por Estados Unidos, lo cierto es que su gobierno fue derrocado por tropas norteamericanas y francesas.

Tal precio, sin embargo, no alcanzó para que Haití participara del Congreso de Panamá, del cual fue excluido por expresa petición de Estados Unidos. Hasta ahora, Haití sigue pagando el coste histórico de sustraerse de la bota imperial.

*Diplomático, jurista y politólogo.

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